Estamos muy preocupados por tener una sonrisa diez, pero en la mayoría de los casos solo nos preocupamos por la salud de los dientes, cuando el estado de nuestras encías también es muy importante. Presta atención a algunas señales que indican si el estado de tus encías es correcto.
COLOR Y TEXTURA:
En función del tono de piel de cada persona, el color adecuado que indica una encía sana es el rosa pálido, mientras que coloraciones que tiendan a ser muy rojas nos deben hacer sospechar que puede existir algún problema inflamatorio. Su aspecto ha de ser parecido al de ‘la piel de naranja’.
Cuando se produce una inflamación de este tejido por bacterias, la encía pierde su apariencia recia y puede presentar una menos firme y más fluctuante, edematosa y enrojecida.
Por otro lado, si se descama y está muy irritada cerca de los dientes, podría deberse a un trastorno autoinmune.
SANGRADO DURANTE EL CEPILLADO:
Si observas que cuando te lavas los dientes se parece a una película de terror, podría ser un signo crítico a la hora de determinar que algo no va bien.
Esto no se debe a que el cepillo nos haga daño, sino al exceso de placa dental que irrita la encía y produce el sangrado al cepillarla. Y al contario de lo que se piensa, es beneficioso cepillar más en esa área.
LA ENFERMEDAD DE LAS ENCÍAS:
Precisamente el sangrado podría indicar que sufrimos una gingivitis o la enfermedad de las encías.
Se trata una inflamación provocada por las bacterias que forman la placa y el sarro (depósito duro por la mineralización de la propia placa), que se acumulan en entre la base de los dientes y la encía produciendo el sangrado.
Sus síntomas son enrojecimiento e hinchazón, sangrado (tanto durante el cepillado como espontáneo), así como también puede provocar mal olor y sabor de boca.
Afortunadamente, son reversibles si ponemos remedio a tiempo y mantenemos una higiene adecuada.
Su tratamiento es sencillo, tan solo ha de eliminarse la placa y el cálculo dental, mediante ultrasonidos y curetas. Después en casa, debemos mejorar la técnica de higiene oral usando también otros métodos, además del cepillo, como la seda y los cepillos interdentales. Además, se recomienda realizar todos los días enjuagues con un colutorio de clorhexidina para que la gingivitis remita.
Para que no se vuelva a repetir, es conveniente mantener de manera constante estas medidas de limpieza y acudir a visitas de mantenimiento periódicamente para que un profesional elimine el cálculo.
LA «PIORREA»:
La peor consecuencia de descuidar u obviar una gingivitis es que derive a una a periodontitis, conocida vulgarmente como piorrea.
Es una infección que, además de afectar a las encías, también se caracteriza por la destrucción progresiva de los tejidos de soporte del diente o hueso.
Existe una predisposición genética de algunas personas, cuya placa bacteriana ataca a encías y hueso, aunque también existen otros factores de riesgo como el tabaco, el estrés…que aceleran la evolución de la enfermedad hasta finalmente la caída de los dientes en un periodo variable de tiempo.
Debido a que es un proceso indoloro y precoz, debes de estar muy atento a señales como: dientes más largos por la retracción de las encías, movilidad dentaria a consecuencia de la reabsorción de hueso alrededor de los dientes, y como consecuencia final, la pérdida de piezas dentarias. Asimismo, produce mal olor y sabor de boca, por los productos de desecho del metabolismo de la placa bacteriana y el sarro, y desplazamiento de los dientes (malposiciones o aumento del espacio), ya que hay una pérdida de los tejidos de soporte dental que facilitan su migración.
Antes de nada, se realiza un periodontograma y una serie de radiografías para determinar cuánta pérdida ósea ha sufrido el paciente. También se lleva a cabo un análisis microbiológico de las bacterias de la boca y se evalúa cómo se cepilla los dientes y cuáles son sus hábitos de higiene en general, al igual que la manera en la que mejorarlos.
La primera parte del tratamiento consiste en eliminar con anestesia el cálculo que existe por debajo de la encía, mediantes curetas y ultrasonidos (conocido como raspado y alisado radicular o fase básica).
Si tras un primer raspado, se ha conseguido eliminar todo el sarro bajo las encías y ya no hay presencia de bolsas periodontales profundas (a más de 5-6mm) ni sangrado, en algunos casos es posible regenerar el hueso perdido, aplicando diferentes productos en el fondo de los defectos óseos. La fase quirúrgica también es bajo anestesia y una vez completada, el paciente solo tendrá que llevar a cabo un mantenimiento periodontal.
Aún así, antes de llegar a este punto, es conveniente que hagas las visitas pertinentes al dentista, que variará según tus necesidades, y llevar una adecuada y diaria higiene bucal para mantener tu boca sana.
http://www.lavanguardia.com/vivo/salud/20171207/433419881396/como-saber-si-las-encias-estan-sanas.html